Experiencias y paisajes que cautivan

Por: Javier Martínez Flores.

El senderismo o “hiking” es más que sólo un paseo a pie de montaña, bosque o campo. Es un cúmulo de experiencias que empecé a descubrir hace menos de un año. Me cautivó ese vivir de una realidad alternativa, en donde tu cuerpo y mente se alinean en completa sincronía, logrando percibir emociones, paisajes, pensamientos, que hacen que la fatiga y el cansancio desaparezcan en algunos momentos y seas libre.

Escalando la zona tomas decisiones, escuchas tus respiraciones, captas la naturaleza y eres uno mismo con el entorno. Es tan extraño que incluso después de experimentarlo, al intentar recordarlo, se siente como si hubiese sido un sueño.

Superar obstáculos, rutas y las preparaciones necesarias para lograr tus objetivos es satisfactorio. Y no lo digo por el hecho de superar metas establecidas o por competir con otras personas sino porque es satisfactorio para ti mismo. Es una sensación indescriptible que te hace sentir bien y te empuja a seguir logrando objetivos. Ahora bien, ¿cómo empezar? Solo decídete a querer contemplar y participar en “lo que pasa allá en la montaña cuando muchos duermen”. Lo siento, chascarrillo de senderistas.

Ahora sí, el consejo de verdad: solo prepárate físicamente en lo que la naturaleza te ofrece como regalo y más en esta ciudad, con la que hemos sido bendecidos, ya que tiene muchas montañas y pasajes entre valles que he ido descubriendo desde que empecé este deporte.

Algo que he aprendido del senderismo es que al igual que todo en la vida tienes que prepararte física y mentalmente. Existen rutas establecidas clasificadas por sus características, dificultad y tiempos de ascenso. Sin embargo, creo yo, que lo más importante de las rutas está alineado a la responsabilidad de no poner en riesgo tu vida o la de los demás. Esto se debe a que es un deporte que implica riesgos, por lo que la premisa principal es tener cuidado sin sacrificar la belleza que te ofrece la naturaleza, así como sus vistas. Nada se compara con ver la ciudad desde más de 2,000 msnm de altura o la M de Chipinque o el amanecer desde la montaña con un buen café.

Si hay algo que me define como persona son los retos. Y el senderismo es un reto, ya que me motiva a prepararme física y mentalmente. Físicamente al tener que investigar la ruta, sus características y dificultades. Mentalmente al tener que encontrar el balance, lo cual no es nada fácil. Algo en lo que creo firmemente es en “hablar” con la voz de la disciplina y no con la voz de la motivación. Solamente ejecutar algo es una ventaja que es de mucho valor, así como estar preparado para los imprevistos que pudieran llegar a pasar.

De igual manera, poco a poco he aprendido que muchas regiones tienen el “hiking” entre sus atractivos turísticos, con senderos diseñados en sus lugares naturales más bellos. Es por eso que quienes practican senderismo no sólo conocen la naturaleza local y disfrutan del aire libre sino también visitan sitios de interés cultural o histórico; siendo esto una meta personal muy particular ahora. En la ciudad, se dice que con el tema de la pandemia cada vez son más las personas que se animan a practicar senderismo o “hiking” en su tiempo libre. Esto se debe a que este tipo de actividad es realmente beneficiosa para la salud. En concreto estas ventajas son las que me han ayudado de forma particular a mejorar el estado de ánimo, conseguir que las personas se “carguen” de energía, mejorar la autoestima, ya que la persona se siente muy orgullosa y satisfecha de sí misma cuando consigue realizar por completo la ruta o sendero establecido, quemar calorías, y mejorar la capacidad de concentración.

Algo que he percibido es que el ver que otras personas practican este deporte con tanto gusto y pasión es algo que se transmite y te motiva. Sería increíble que al igual que en mí hubo un “touché” con el senderismo, todas las personas encuentren una motivación en la vida que los mueva. Esto con el fin de enfrentar retos, prepararnos y lograr los objetivos trazados, y desde luego, compartir esas satisfacciones con toda humildad para llegar a tocar a otras personas con nuestros actos y marcar una diferencia en nuestra vida y en la de las demás personas.

Lo más importante es que no te desanimes en tu ascenso a la cima. Si preguntas, “¿falta mucho para llegar a la cama de piedra (punto en el cerro de las mitras)”, y te dicen, “falta poco”, pero no es cierto, tú sigue subiendo y esforzándote al máximo por ti mismo.