Por Jóser Castañeda con información de Gabriel Hernández

Visitamos Big Bear Lake porque queríamos que nuestra hija viviera la experiencia de estar en ese ambiente lleno de blanco y pudiera esquiar; convivir con otras culturas te abre la mente de una manera que pocas cosas lo pueden lograr.

Nuestro viaje duró cinco días y definitivamente nos ayudó a conocernos más como familia y mejorar la dinámica de procesos de decisión, convivencia y movernos como una sola unidad; en qué restaurantes comer y qué hacer en cada momento del día. 

Ver el rostro de mi pequeña vestida con su traje y sus botas de esquí justo antes de bajar la primera montaña me llenó de un sentimiento muy hermoso. A pesar de que cayó un par de veces y sintió miedo, fue la oportunidad perfecta para hablarle de la superación de obstáculos y volverse a levantar cada vez más fuerte. 

La comida fue el toque perfecto para cerrar esta experiencia, porque a pesar de no ser tan fanático de la comida americana, logramos encontrar restaurantes con cortes de carne espectaculares y los mejores mariscos que hemos probado.