Un camino de baile, disciplina y comunidad

Por Alejandra Bendeck con información de Roberto Reyes

«Soy bailarín y fui maestro de danza enfocado en folclor mexicano en escuelas primarias y secundarias», compartió Roberto Reyes, Promotor de Haciendas 2 en VIDUSA. Su amor por la danza no solo se limita a su habilidad personal, sino que también se extiende a la enseñanza a estudiantes de todas las edades, desde los 6 hasta los 60 años.

Roberto comenzó a bailar folclor desde la primaria, impulsado por el arte en su familia. «Desde siempre me había gustado bailar, y mis hermanos también lo practicaban», nos reveló Roberto. La influencia de su padre fue decisiva: «Mi papá tiene la dicha de conocer casi todos los estados de México, y eso me impulsó a visitarlos y conocer toda la riqueza cultural del país: sus tradiciones, gastronomía, música y danza.” Eso le sirvió para aprender, preservar y transmitir sus conocimientos a sus alumnos por medio del baile.

La danza ha enriquecido la vida personal de Roberto. «Me ha dejado muchos viajes, conocer pueblos y ciudades, probar comidas inimaginables y hacer amigos a nivel nacional», afirmó. Además, también le ha proporcionado oportunidades profesionales valiosas. «Me ha dejado contactos con funcionarios de gobierno, personalidades de la SEP, del medio artístico», explicó, destacando cómo estas experiencias han enriquecido su trabajo en VIDUSA.

A lo largo de su carrera en la danza, Roberto ha acumulado una impresionante lista de logros. Ganó el primer lugar en la zona 141 de folclor a nivel primaria durante varios años consecutivos, desde 2017 hasta 2020. Además, obtuvo el segundo lugar en la región 3 de danza folclórica en los mismos años y se destacó con un primer lugar en 2020. Con su grupo de ballet, Roberto ha participado en giras nacionales y ha sido parte de representaciones importantes, como el Festival Santa Lucía.

A pesar de su éxito, Roberto también ha enfrentado desafíos. «Cuando bailaba 24/7, tenía problemas de tiempo… combinaba la preparatoria/facultad, el trabajo como maestro en escuelas, y por las noches bailaba», recordó. Aprendió a equilibrar su vida, cuidar su alimentación y sueño para superar el estrés y la ansiedad.

Roberto también enfrentó retos significativos, especialmente al tomar decisiones como maestro. «En una ocasión, preparaba un concurso de danza con alrededor de 40 niños, pero solo podían participar 24. Realicé audiciones internas y seleccioné a los participantes. Aunque los niños que no fueron seleccionados lo entendieron, los padres se enojaron», explicó. Esta situación llevó a Roberto a proponer un desafío: «Propuse que si no ganaba el concurso me salía de la escuela, y al ganar el 1er lugar, todos ya estaban comprometidos al 100% con mi trabajo», relató con orgullo.

Actualmente, Roberto sigue vinculado a la danza a través del Instituto de Investigación y Difusión de la Danza Mexicana AC, una asociación con presencia a nivel nacional y alrededor de 1,500 miembros, que se dedica a preservar y difundir la danza mexicana. «Soy parte del equipo de redes sociales, donde compartimos actividades, talleres y clases a través de diversas plataformas sociales», compartió Roberto.
Roberto tiene planes emocionantes para 2024: «Mi propósito es retomar la danza activamente. La danza ha crecido conmigo y yo con ella; tengo miles de experiencias que definitivamente quiero volver a vivir, además de mi labor de asesorar a nuestros clientes en VIDUSA, que también disfruto enormemente».

Para finalizar, Roberto ofreció un consejo: «Si tienen hijos, hermanos menores, o incluso ustedes mismos, padres y abuelos, los invito a que practiquen alguna actividad artística. La danza es mucho más que ‘matar cucarachas’ y mover la falda. Es un trabajo arduo que enseña disciplina, puntualidad y responsabilidad. Además, te quita la pena, apoya a trabajar en equipo, es una actividad física y mental que mejora tu coordinación, memoria, ayuda a tu salud, reduces el estrés, haces amigos», expresó Roberto con entusiasmo.

Sin duda, el talento no tan escondido de Roberto es testimonio de que nuestros talentos al ser descubiertos y cultivados, pueden enriquecer nuestras vidas y las de quienes nos rodean.