Por: Jóser Castañeda con información de Ricardo Garay.

Nuestra fórmula para lograr los objetivos es muy clara. Cuando tenemos una meta definida, trazamos un plan de acción para alcanzarla e incluimos ciertos márgenes de error, tanto humanos como de circunstancia, para dar espacio al riesgo y aún así salir victoriosos.

Esto nos permite revirar en caso de que haya algún cambio de planes y objetivos y de esta forma contar con el tiempo necesario en caso de esta situación.

En paralelo contamos con un programa que fomenta la sana competencia interna constantemente, analizando resultados mensuales y dando más libertades a quienes logran alcanzar o superar las expectativas, creando así un círculo virtuoso dentro del equipo.

Cuando inminentemente se presenta un obstáculo o adversidad, el equipo está acostumbrado a verlo como una oportunidad para reaccionar adaptándose. Es algo que tenemos en nuestro ADN y nos ha permitido seguir creciendo a pesar de situaciones poco favorables externas.

Para dejar un mensaje de aliento, quiero decir que la disciplina vence a la inteligencia; tener una actitud mental positiva ayuda a creértela y eso a su vez, te dará las herramientas necesarias para llegar a tu meta.