La arquitectura es un estímulo del que difícilmente podemos alejarnos, nos guste o disguste lo que vemos. La ciudad, sus edificios, nuestros hogares… espacios donde nos desenvolvemos día tras día y que, lo sepamos o no, afectan nuestro estado de ánimo. Con el diseño de interiores, este efecto se amplifica, pues cada vez estamos más tiempo adentro y la manera en la que nos cambia cómo nos sentimos.

La decoración normalmente se confunde con el diseño de interiores, y por eso se ha creado un tabú sobre realmente dedicarle el tiempo que requiere tu espacio.

Acomodo
El layout, la posición de los muebles y elementos de tu espacio, requiere pensamiento previo y decisiones para facilitarnos la vida y generar un flow entre las actividades que realizamos día con día. La manera en la que accionamos nuestro día debe dictar cómo se acomoda nuestro espacio, y no adaptarnos nosotros a él, como normalmente se hace.

Muebles
Ya sean fijos o móviles, los muebles impactan la calidad de cualquier interior fuertemente. Cada uno debe cumplir un propósito, funcional o emocional, y estar colocado en armonía con sus contrapartes en el espacio.
Sobre todo cuando tratamos con espacios reducidos, cada decisión o selección de mueble impacta más en la sensación general del lugar. Escritorios que se doblan, mesas que crecen o se hacen más pequeñas, etc.

Confort y Ergonomía
Esto va desde cómo se percibe el lugar, su aroma, la brisa que cruza por la ventana, la temperatura, etc. Es muy difícil trabajar o vivir en un espacio donde la temperatura es insoportable, o donde no tenemos los muebles necesarios para realizar tareas básicas como cocinar, comer, dormir o relajarnos.

Materiales
Cada textura evoca distintas sensaciones al tacto. Una superficie brillante nos puede hacer sentir de una manera, mientras que una mesa de madera rugosa nos puede dar una sensación completamente diferente al consumir nuestros alimentos.
La selección de materiales y acabados debe estar pensada en lo que se busca lograr en cada espacio y así, crear un hogar donde sin importar en qué habitación nos encontremos, nos sintamos verdaderamente en casa.